La imagen corporativa de una empresa es la imagen que el público tiene de esa entidad. Por un lado, son las ideas, sensaciones y prejuicios que tenemos antes de conocer los servicios o productos de una marca. Por otro, las experiencias y juicios que adquirimos después de conocerlos.

Muchas veces confundimos la imagen corporativa con la identidad visual de una marca. Cuando hablamos de logotipos, papelería, diseño de página web, etc., hablamos de la identidad visual, la cual debe ayudar a expresar lo que queremos que transmita la imagen corporativa de una organización. No sólo nos basta con tener un logotipo y una papelería.

La imagen corporativa de una marca se debe construir a partir de la generación del concepto de marca que se quiera transmitir, identificando el lugar de posicionamiento en el sector y trabajando para desarrollarlos. Además, hoy en día Internet es un importante canal de comunicación en donde al consumidor le es muy fácil acceder a múltiples opciones. 

En este contexto, contar con una imagen corporativa se hace indispensable para que las marcas tengan opción a hacerse su hueco en el mercado. En general, una buena imagen corporativa, imprime un carácter de profesionalidad, responsabilidad y ética en las empresas y los productos y servicios que ofrecen. Pero además, el asesor de imagen personal y corporativa debe conocer en profundidad estos conceptos, ya que una imagen corporativa bien construida y trabajada coherentemente aporta a la marca beneficios de cara al posible cliente, como por ejemplo:

✓ Conseguir que nuestro público objetivo se identifique con nuestra marca, lo que otorga fidelidad.

✓ Una fácil identificación de nuestros productos o servicios, al contar con una coherencia visual.

✓ Un incremento del valor percibido de tu oferta de productos/servicios.

✓ Crea un vínculo emocional con tus clientes, más fidelidad.

✓ Un valor diferencial frente a nuestros competidores.

✓ Una sensación de marca fuerte, lo que nos brinda seguridad y confianza.