Nuestra imagen comunica. Transmite información sobre cómo somos. Nuestra forma de expresarnos, el uso de ciertas normas sociales, el vestuario que elegimos o las formas de peinarnos hablan de nuestra personalidad. Pero no solo se genera una imagen de cara al entorno que nos rodea, sino que también nosotros mismos nos percibimos de una manera concreta. En ocasiones, nuestra propia imagen no coincide con lo que nos gustaría, bien porque no tenemos la suficiente confianza en lo que proyectamos o porque hay determinados aspectos que querríamos modificar para sentirnos mejor o para alcanzar algún objetivo concreto, como un nuevo empleo, por ejemplo. 

Lo primero que deber conocer el asesor en imagen antes de iniciar el proceso de asesoramiento es la motivación que ha llevado al cliente a buscar un cambio. Con qué aspectos no se siente conforme y por qué. Por eso el asesor debe ser un buen observador. Es imprescindible intentar ver más allá de lo que el cliente cuenta. Extraer con tacto y sutiliza las causas por las que no se siente a gusto con su imagen. Iniciar un proceso de deconstrucción del cliente para ayudarle a reconstruirse a través del asesoramiento que se le va a ofrecer. Se trata, por tanto, de un proceso en el que el profesional de la asesoría, además de tener todos los conocimientos necesarios sobre su especialidad, ejerce una labor de coaching para intentar entender al cliente, empatizar con sus necesidades y apoyarle para que logre sus objetivos. 

Un proyecto de asesoría nunca puede ser igual a otro. El asesoramiento tienen que dar respuesta a las necesidades de una persona concreta que, por sus circunstancias, estilo de vida, creencias, etc., serán únicas. La detección de los deseos del cliente permitirá al profesional seleccionar el tipo de asesoría más conveniente y prever la utilización de los recursos y técnicas necesarios, así como contar con la colaboración de los especialistas adecuados y confeccionar un plan de trabajo propuesto para entregar al cliente. 

Todo ello tendrá como fin conseguir que los cambios aprobados por el cliente se realicen, sean efectivos y de calidad para satisfacer sus deseos.